viernes, 3 de marzo de 2017

Buscando Respuestas?????




 


Buscando Respuestas????

        Pasamos la vida buscando respuestas a las situaciones vividas. Estudiamos, nos preparamos, evaluamos oportunidades; pero no nos detenemos a reflexionar que hemos aprendido de cada dinámica que ha ocurrido en nuestra vida; para que estoy viviendo esto???. Peor aún, no nos detenemos a observarnos en como nos relacionamos en cada dinámica de vida y quienes están presentes en los distintos procesos; que representan cada una de las personas con las que vivo o hemos vivido anteriormente.

         Estamos acostumbrados a vivir sin mirar, sin observar, sin sentir y mucho menos a entender qué sucede en cada etapa de nuestras vidas.

         Los invito a reflexionar sobre las dinámicas y situaciones que están ocurriendo en sus vidas; quienes están y de qué manera te relacionas con ellos.

         Esto abrirá la visión que tienes de la vida e ir más allá de las necesidades básicas.

         Observa que tengo en mi vida y hacia donde deseo ir. Ábrete a sentir realmente que estás viviendo y para qué???.

         Esto marca la pauta a la apertura de tus horizontes.

En nuestro próximo escrito, continuaremos hablando sobre este tema… Te esperamos…

 Bendiciones,


Thania Cadenas

lunes, 28 de noviembre de 2016

Carta Anual Numerológica (2017)







             Cada fin de año trae consigo un cierre y consecuentemente la apertura de nuevos ciclos de vida, los cuales podemos conocer a través de nuestra Carta Anual Numerológica.

             Es una herramienta personalizada, la cual te mostrará los momentos oportunos para desarrollar proyectos, planificar cambios, los "posibles" bloqueos que pudieran presentarse en algún momento y el aporte respectivo para el desenvolvimiento de esas situaciones.

            Esta Carta Anual es la combinación perfecta a tu Carta Natal Numerológica, la cual te aporta todo el proceso conductual y la misión de vida a transitar en este plano.

           Si la deseas de forma separada; bien sea porque ya posees tu información de vida numerológica, o porque sólo requieres esta información Anual, puedes contactarnos por:

http://proyectocrecer68.blogspot.com/p/contactanos.html


Whatsapp  (0424) 402-7056
correo: crecer68@gmail.com
instagram: crecer68
twitter: @crecer68
Facebook: Proyecto Crecer


Estamos al servicio de todo y para todos, muchas Bendiciones.

Thania y Jorge



lunes, 26 de septiembre de 2016

Sanar la relación con la Madre





Sanar la relación con la Madre
La relación con la madre es la más significativa en nuestra vida, la base sobre la que se construyen todas las demás relaciones. Con la madre fuimos uno cuando estuvimos en su vientre y luego seguimos íntimamente unidos a ella durante la lactancia. El vínculo con la madre es fundamental para la supervivencia. El niño, la niña, se miran literalmente en la madre, se ven en ella como si fuera un espejo. La madre representa al mundo en su totalidad y lo que de él proviene.
Para la mujer, representa la referencia del modelo femenino que puede reproducir o rechazar, la forma de ser mujer, de vivir la femineidad y de ser madre. Para el hombre va a representar el modelo de mujer por el que se va a sentir atraído o va a rechazar, es decir, que condicionará su elección de pareja y la relación con ella, y mientras no madure, seguirá siendo hijo… de su mujer. En todo proceso terapéutico es fundamental explorar la relación con la madre, con el padre también por supuesto, pero la madre es la que nutre, la que se ocupaba de las necesidades del niño o de la niña, la que daba sostén. Si estuvo presente cuando se la necesitaba, si satisfizo sus necesidades afectivas o si eran ignoradas, si veía a su hijo o a su hija por sí mismos y no como una prolongación suya o una carga.
Todos albergamos en nuestro interior un niño herido que no fue amado incondicionalmente, que necesitó protegerse del dolor por ser demasiado vulnerable. Congelamos muchos de nuestros sentimientos y nos construimos una coraza defensiva para no sentir que no éramos amados como necesitábamos.
Para sanar esa herida es necesario tomar contacto con el niño interior, ver dónde y de qué manera fue herido, localizar ese dolor física y emocionalmente a fin de liberar la energía bloqueada.
Conectar con el dolor, la rabia, la culpabilidad, la impotencia, la tristeza, reconocerlo, aceptarlo y de esta manera, empezar a sanar. Al reconocer al niño interior, al tomar conciencia de su vulnerabilidad pueden surgir sentimientos de soledad, vergüenza, carencia, sentirse rechazado en ciertos momentos. Hemos de darle voz, dejar que llore, que exprese sus miedos y necesidades, y también sus partes positivas, los sueños, deseos, intuiciones y creatividad, y abrazarlo todo literalmente.
Hay niños buenos, niños obedientes, reprimidos, asustados, niños que tratan de agradar a su madre, niños que intentan ser perfectos, que niegan sus necesidades, niños que se refugian en la mente y niños que viven en el mundo de Disney para evitar sentir, hay niños rebeldes e insolentes que buscan llamar la atención que no reciben.

         Las heridas del niño y de la niña pueden ser por sobreprotección, por exceso de valoración y halago, por abandono, manipulación, comparación, miedo, rechazo, autoritarismo, exigencia, engaño, desconexión, abusos. Ahora bien, y este es el mensaje que quiero trasmitir, las madres tienen también sus propias heridas y carencias de infancia, sus condicionamientos y limitaciones, sus dificultades para amar incondicionalmente y sostener al niño si ella misma no aprendió a sostenerse y valorarse. Una empieza a darse cuenta de la complejidad de la maternidad cuando es madre, o al cabo del tiempo, al reconocer su parte femenina.
Muchas veces se actúa con los hijos justo al contrario de lo que se recibió… y también esto es perjudicial. Necesitamos en primer lugar reconocer nuestras heridas, ocuparnos de ellas y sanarlas, y eso lleva un tiempo. Y también necesitamos perdonar a nuestra madre por lo que hizo o dejó de hacer, perdonar el daño que nos causó sus miedos, su ansiedad, su perfeccionismo, su  auto-exigencia, su necesidad de quedar bien, el abandono de sus propias necesidades por satisfacer la de otros. Perdonar su victimismo, su tristeza, su actitud depresiva, su dolor no resuelto del pasado, lo que supuso para ella la falta de Amor y comprensión de nuestro padre, sus propias carencias de infancia, tal vez la falta de madre o de padre y otros condicionamientos.
Ser capaces de ver el niño herido también en nuestra madre, sus propias heridas de infancia, lo que nos lleva a ser compasivos y aceptarla por completo, más allá de sus errores y limitaciones. Reconocer el bagaje familiar y la transmisión del linaje y comprender que no puede ofrecernos nuestra madre aquello que no tiene, que no le enseñaron o que no sabe cómo hacerlo. Antes o después, y cuanto antes mejor, llega el momento en el que hemos de perdonar, agradecer y valorar lo que nuestra madre ha hecho por nosotros. Tomar lo que de ella proviene como un legado, el que nos corresponde, el que pudo darnos, los fallos y también sus dones.
Cuando lo hacemos nos sentimos plenos y caminamos sobre la Tierra bendecidos y merecedores de todo lo bueno. Cuando no aceptamos, rechazamos lo que ella nos dio, estamos negando y rechazando nuestros orígenes, y eso es negarnos a nosotros mismos, lo que nos confunde y nos llena de dolor. Por un tiempo la rabia y el resentimiento pueden darnos una falsa fuerza, como una especie de arrogancia de creernos mejores que ella. Cuando uno no acepta a su madre no puede amarse ni aceptarse a sí mismo. Aceptarlo todo como fue porque, esa fue nuestra experiencia, ese fue el aprendizaje familiar, lo que nos ha hecho ser lo que somos, nuestro legado completo.
Honrarla y aceptarla como es nos conduce a la paz y a la reconciliación.
Más allá del dolor de nuestro niño herido también está el dolor de nuestra madre y el dolor que nosotros hemos añadido al rechazarla y juzgarla en ocasiones. Un hijo sólo puede estar en paz consigo mismo si se encuentra en paz con los padres, lo que significa que los acepta y los reconoce como son. No es posible decir: “esto lo tomo” y “esto lo rechazo”. Aceptar a los progenitores como son es un proceso curativo en sí mismo, el alma de la persona siente alivio y levedad.
Ascensión Belart

Libertad y Responsabilidad




La libertad es un ingrediente esencial para experimentar felicidad. Cuando hay amor y respeto verdaderos hacia los demás, de forma automática la persona utiliza su libertad con un sentido de responsabilidad; sabe no infringir en los derechos de otro ya que entiende que el otro también tiene sus derechos, tiene un papel que interpretar, tiene un valor y por encima de todo, también tiene su derecho a la libertad.
Una persona irresponsable nunca es libre; irresponsable significa el que usa de forma incorrecta su propia libertad o restringe la libertad de los demás debido al egoísmo o al ego.
Tal persona nunca se va a experimentar libre ya que tiene que experimentar las consecuencias y el efecto de tal actitud y tales acciones. Las consecuencias pueden venir en la forma de soledad, vacío interior, falta de amor, depresión, etc.
 La libertad y la responsabilidad son las dos caras de la misma moneda y son absolutamente inseparables. Es una regla fundamental de todas las relaciones e interacciones humanas.
En otras palabras, es la conocida ley del karma, que enunciada de una forma sencilla significa que por cada acción que realizamos existe una reacción igual y de sentido opuesto. Lo que damos a los demás, sea positivo o negativo, es lo que nos va a retornar.
Somos libres de elegir, pero cada elección personal lleva consigo una responsabilidad personal y unas consecuencias. El mundo es un escenario en el que todos somos actores. Cada actor tiene un papel único y es responsable de sus propias acciones.
La responsabilidad consiste en hacer las cosas de la manera correcta sin que importe si la tarea es grande o pequeña. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que representar para hacer que el mundo sea un lugar mejor.
La libertad es un estado mental. La clave de la libertad es comprender nuestro ser. Cuanto más comprendemos nuestro ser, más fácil es liberarnos de las cadenas de las cosas inútiles y negativas. La libertad es no dejarse influir, ni afectar por nada, es estar en paz con nuestro ser.
La verdadera libertad es experimentar la auténtica esencia del propio ser.